Ayuno Intermitente: Una estrategia para la pérdida de peso
El ayuno intermitente puede ser una estrategia efectiva para las personas con obesidad o sobrepeso, siempre y cuando se adapte a las necesidades individuales y esté bajo la supervisión de un profesional de la salud.
El ayuno intermitente ha ganado popularidad como estrategia para perder peso y mejorar la salud. Su práctica consiste en alternar períodos de ayuno con otros de alimentación normal, lo que permite al cuerpo utilizar sus reservas de grasa como fuente de energía.
La duración del ayuno intermitente puede variar según las preferencias y necesidades individuales. Algunos optan por hacerlo entre 16 y 18 horas al día, mientras que otros eligen períodos más cortos. Sin embargo, es importante destacar que el ayuno intermitente no debe ser extremo y tampoco debe llevarse a cabo sin supervisión médica.
En ese sentido, el Dr. Wartan Keklikian, cirujano general, especialista en obesidad y cirugía laparoscópica, explica que, si bien el ayuno intermitente ayuda a la pérdida de peso y de grasa, reduce el colesterol y los triglicéridos, y mejora la resistencia a ciertas enfermedades, no es recomendable extenderlo por más de un año.
Explica que puede realizarse de diferentes maneras, siendo lo más común ayunar durante 16 horas y abrir una ventana de alimentación de 8 horas. También es habitual el ayuno de 5:2, donde se reduce la ingesta calórica a 500-600 calorías durante dos días no consecutivos a la semana.
Señala el especialista que, este método de alimentación puede ser realizado por la mayoría de las personas, siempre y cuando gocen de buena salud y no tengan condiciones médicas que puedan verse afectadas por la falta de nutrientes. Sin embargo, los niños, mujeres embarazadas o lactantes, personas con trastornos de la alimentación y aquellos con condiciones médicas específicas, deben evitarlo.
Tan efectivo como otros métodos dietéticos
Diversos estudios han demostrado que el ayuno intermitente puede ser igual de efectivo como las dietas bajas en grasas, las hipocalóricas o las dietas bajas en carbohidratos. “También se comenta que este método puede ayudar a preservar la masa muscular durante la pérdida de peso, aunque no está totalmente demostrado. Esto es especialmente beneficioso para aquellos que han sido sometidos a cirugías bariátricas o que tienen un balón gástrico”, dice el Dr. Keklikian.
Advierte el cirujano que no se ha demostrado que después del ayuno intermitente no ocurra el llamado “rebote”, con lo cual la persona podría volver a ganar peso.
El ayuno intermitente no es para todo el mundo
Recalca el especialista en obesidad que este método NO debe ser utilizado en personas que están tomando hipoglucemiantes. “Siempre estar bajo vigilancia médica, para supervisar la capacidad del paciente de soportar el hambre; con un examen de laboratorio previo; ver la condición de su corazón, hígado, para que pueda serle beneficioso”, aconseja.
De ser apto para el ayuno intermitente, el Dr. Keklikian recomienda comenzar con intervalos cortos e ir aumentando la frecuencia y la duración de los ayunos. “La capacidad para soportar el hambre se puede ir entrenando. Pero al comienzo hay un período de adaptación en el cual puede haber falta de energía, dolores de cabeza, aturdimiento, escalofríos, estreñimiento, irritabilidad y disminución de la concentración”.
Afirma el médico que, aunque el objetivo principal del ayuno intermitente es la pérdida de peso, se ha demostrado que ofrece otros beneficios para la salud, como la disminución de la concentración de insulina y glucosa, mejora de la diabetes y de las enfermedades cardiovasculares. “También tiene incidencia en la mejoría de algunos tipos de cáncer, ya que promueve el aumento de la apoptosis o autofagia, que es el proceso programado y natural de la muerte celular que ayuda a eliminar las células dañadas o envejecidas, incluyendo células potencialmente cancerígenas.”
Finalmente, el Dr. Keklikian señala que el ayuno intermitente no debe ser considerado como una solución rápida al problema de la obesidad y el sobrepeso. “Tiene muchos más beneficios que contras, pero no tantos comparado con una dieta de restricción calórica, por ejemplo. En todo caso, lo mejor siempre será contar con supervisión médica o de un profesional de la nutrición”, concluyó.
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